martes, 20 de enero de 2009

VIII. La naturaleza de las crisis capitalistas. Sweezy

VIII. La naturaleza de las crisis capitalistas

En este capítulo Marx habla sobre las crisis económicas. Comienza explicando una transición de las formas de transacción del trueque M -M (Mercancía contra Mercancía), a una forma de cambio M – D - M (Mercancía contra dinero y dinero contra mercancía), en las condiciones de una economía desarrollada. Con la aparición de la moneda, le permite al productor vender su producto cuando esté acabado y con el dinero obtenido invertirlo o gastarlo en lo que necesite o le apetezca. De este modo se ahorra tiempo y ayuda a la especialización, que es la base de la productividad incrementada.


Este medio de cambio privado introduce la posibilidad de crisis de naturaleza “maquiavélica” nunca antes sospechada en una economía simple, trabajo organizado y productos compartidos bajo la dirección de un solo ente, de una sola autoridad. Si por alguna circunstancia fallase un comprador-vendedor, se produciría una crisis en cadena pudiendo afectar a toda la economía. La consecuencia real es que coinciden en el mismo espacio y tiempo existencias de mercancías no vendibles y necesidades insatisfechas. Los productores han producido más de lo que puede vender y como resultado se depara, una crisis de sobreproducción. Contradictoriamente la sobreproducción no es la causa de la crisis, sino la consecuencia de ella. Habría que estudiar en que momento y por qué circunstancias la cadena compra-venta es interrumpida.


Los economistas clásicos no fueron capaces de diferenciar entre la producción simple de mercancías y la producción capitalista, y sus teorías fueron aplicadas de forma equivocada. La ley de Say soporta la idea de que no puede interrumpirse la circulación M – D - M, y por esa misma dinámica no puede haber crisis ni sobreproducción. Y es por ello que se tiene la falsa idea de que la crisis y la sobreproducción son incompatibles en ambos tipos de producción. Marx rechaza esta idea afirmando que en la cadena de compra-venta, uno no tiene ninguna obligación a comprar por el hecho de haber vendido. Aquí se produciría la interrupción del ciclo M – D - M siendo el posible origen de una crisis. La venta y la compra están separadas en tiempo y espacio. El dinero es el medio por el cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y distintas:

la venta y la compra.


Por esto mismo, porque son dos procesos, alguno puede fallar interrumpiendo así el ciclo deparándose una crisis.


La forma de circulación M – D - M, que es la habitual, se convierte bajo el capitalismo en D – M - D.

En la primera forma, en la producción simple de mercancías, el objetivo de cambio es el valor de uso y no el aumentar el valor de cambio, es producir para el consumir. Sin embargo en la segunda forma, tanto la “D” primera como la “D” final representan el valor de cambio, y el objetivo real es incrementar ese valor.


Lo cual no significa que el modelo de circulación M – D – M vaya a dejar de existir, ya que la mayoría de los trabajadores asalariados participan en ella, con lo que ello comporta (incremento del valor de uso). Resulta una equivocación pensar que el obrero tiene un deseo natural de obtener cada vez más ganancia (de acumular).


En la relación entre D – M - D y el problema de la crisis, hay que tener claro que el interés real del capitalista es elevar la tasa de ganancia (incremento del volumen de “D”, respecto a la cuantía del capital original). En lo referente a la posibilidad de crisis no hay diferencia entre la producción simple de mercancías la referida a M – D - M y la del capitalismo D – M - D. Las operaciones de compra-venta, afectan en ambos casos al proceso. La diferencia existente está en que puede desaparecer la tasa de ganancia o volverse negativa, por lo que el incentivo de la producción capitalista dejara de existir. También puede ocurrir, que se produzca un descenso de la tasa y que los capitalistas reduzcan el número de sus operaciones lo bastante como para producir una crisis.


En esta situación, el capitalista debe elegir una de dos opciones: introducir más capital a la circulación o conservarlo, aunque no tardando tendrá que usarlo reinvirtiéndolo para continuar siendo un capitalista. Lo que ocurre es que ese aplazamiento de disponibilidad de capital en el sistema habrá producido una interrupción y provocado seguramente una crisis de sobreproducción. Por lo que, es incierto que la tasa de ganancia deba desaparecer o volverse negativa para que se produzca una crisis; sólo con el descenso de la tasa de ganancia puede ser lo suficiente para interrumpir el proceso de la circulación y por tanto dar lugar a una crisis.


Existen dos tipos de crisis: las relacionadas con el descenso de la tasa de la ganancia y la crisis de realización (realización de valor). Desde un punto de vista de análisis causal, los dos tipos de crisis plantean varios problemas. En un caso tiene que ver con movimientos en la tasa de la plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema de valor. En el otro caso, tenemos que ver con fuerzas no especificadas que tienden a crear un déficit general en la demanda de mercancías, en el sentido de ser insuficientes para adquirirlas todas con una tasa de ganancia satisfactoria. El detonante de la crisis en ambos casos es un descenso en la tasa de la ganancia. Lo que subyace al descenso en la tasa de ganancia en un caso, requiere un análisis muy distinto del que requiere lo que produce el descenso en la tasa de ganancia en el otro.

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