lunes, 3 de noviembre de 2008

Bueno, no sé ni como plasmar lo que merodea mi cerebro desde hace un tiempo, pero lo intentare de alguna manera más o menos inteligible.

Básicamente es la reposición "moral" que el gobierno australiano ha realizado a los aborígenes por las "políticas de asimilación" realizadas durante seis décadas desde 1910 hasta 1969, año en el cual pusieron fin a estas prácticas "nazis" que se habían prolongado por largo tiempo. Durante este periodo se dedicaron a arrancar de los brazos de sus padres a generaciones enteras de niños aborígenes con la intención de "blanquearlos", es decir de hacerlos "humanos" para así luego ponerles a su servicio en las casas de los blancos australianos o incluso utilizarles para sus propios fines como hijos adoptados, trabajadores cualificados etc., nada desde luego elegido por ellos o por sus padres que son los que realmente han de decidir.
La disculpa realizada en febrero por el primer ministro australiano Kevin Rudd (su predecesor en el cargo, John Howard, se negó a hacerlo durante sus 11 años en el cargo) a los familiares de las "generaciones robadas", la cual produjo una reacción redentora entre las más de 7.000 personas que estaban reunidas, a la par que por lo ancho y largo de la isla cuando reconoció el error de las políticas de agregación, por el maltrato histórico a los aborígenes, lo que provocó lágrimas entre indígenas y festejos en toda la nación augurando una nueva era en las relaciones raciales. Aborígenes y seguidores vitoreando cuando Kevin Rudd dijo "perdón" por tres veces. Haciendo sentir a la comunidad indígena parte de Australia, abriendo una etapa de reconciliación entre los indígenas y australianos blancos.

"El perdón sana el corazón y llega profundo", comentó la activista aborigen Rhonda Dixon-Grovenor de Redfern. La disculpa parlamentaria llegó 11 años después de que un informe sobre las políticas de asimilación reveló que entre uno de cada tres y uno de cada 10 niños aborígenes había sido apartado de sus familias, "hoy, el Parlamento se ha unido para enmendar un gran error", dijo Kevin Rudd. "Pedimos perdón por las leyes y políticas de los sucesivos parlamentos y gobiernos, que han infligido profundo dolor, sufrimiento y pérdidas en estos australianos". Pero no tienen intención de compensar de ninguna manera a los 13.000 aborígenes robados, si rehuye y niega la compensación, sus palabras caerán en saco roto, "La gente paga compensaciones a las víctimas por los crímenes cometidos", como defiende Lyn Austin, que tildó la política de asimilación como "violación, genocidio e inhumana". Hace tan solo 220 años eran 21.000.000 de aborígenes cuando llegaron los primeros colonos (invasores) en 1788 hoy tan solo quedan unos 470.000 aborígenes en condiciones dramáticas: excluidos, sin hogar, alcohólicos, drogadictos... tan solo una minoría se encuentra totalmente integrada con los invasores blancos.

Y lo que no me deja tranquilo es una diatriba dialéctica en la que ayer participe, enfrentándome en minoría abrumadora 4 a 1 defendiendo a capa y espada la hipocresía de este acto, y me explico, me parece un acto loable (político) el reconocimiento de los hechos, el cual no exime de responsabilidades al gobierno directamente y a los ejecutores de las políticas indirectamente de las consecuencias de sus agravios hacia los damnificados por sus políticas racistas y xenófobas. Que con una simple disculpa no se cierran heridas, es algo paliativo, es mitigar un dolor temporalmente, pero no erradicarlo y mucho menos de raíz. Un simple perdón, bueno tres, ¿son suficientes para pasar página en la historia y dar a las víctimas de sus malas actuaciones por resarcidas? Y ¿que hay de las vidas robadas, los sentimientos truncados, el dolor infligido a miles de personas con la aquiescencia del gobierno? todo se resarce con tres (3) perdones. ¡No me toques los bemoles!

Este es el núcleo de la discusión que se prolongo por largo tiempo y, además de no comprender mi punto de vista, se me tacho de radical. Puse como ejemplos casos acontecidos en Irlanda sobre personas que durante años se dedicaron a enriquecerse con prácticas mas que punibles, trafico de drogas, armas ... y que, tras haber conseguido unos pingües beneficios, reconocieron que habían obrado mal, pidieron disculpas publicas y, por arte de birli y birloque sus pecados fueron perdonados, su imagen fue lavada y rigurosamente saneada (como nuestra inefable "Espe" en la publicidad de la campaña electoral con el photoshop) y empezaron a realizar sus pinitos en política como cargos públicos, sin devolver un penique de sus más que saneadas cuentas, llevando a sus espaldas generaciones de jóvenes hundidos en la heroína, generaciones de padres destrozados por las consecuencias de estas malas actuaciones, suburbios desestructurados y un sinfín de consecuencias que su afán de enriquecimiento ilícito produjo y que quedo impune con un simple reconocimiento público, con una reposición moral. ¿ESTAMOS LOCOS O QUÉ?

Otro ejemplo que plasme con no muchos detalles por mi exigua información y la acuciante presión de la mayoría abrumadora de contrincantes, el cual es de dimensiones aterradoras, es el caso de los muertos de ambos bandos en la guerra civil española, ¿quién cree que con una simple reposición moral se van a cerrar las heridas?, el que lo crea es un ingenuo o un frío calculador, pues no vera nunca acontecer lo pensado, las personas que tienen muertos enterrados en fosas comunes, en cunetas, en tapias o a saber donde están, quieren darles una sepultura digna, ¡o no!, pero quieren ser ellos los que decidan por sus muertos. Una simple reposición moral no va a dar la paz ni la tranquilidad a los muertos, y mucho menos a los vivos, pues los sublevados contra el gobierno de la república elegido democráticamente, al margen de haberles robado la paz y tranquilidad en la que vivían por decisión común y mayoritaria, les robaron las ilusiones, les sometieron a una dictadura y además les asesinaron a familiares. Muchos tuvieron la suerte de aún en otro país rehacer sus vidas, en el exilio y con esfuerzo, otros no vivieron para contarlo y mucho menos para intentarlo. Quien crea que con una disculpa pública se va a solucionar el problema es un iluso, pues mientras que como he dicho anteriormente, cada quien no tenga unos huesos (aunque no sean suyos) que enterrar, los muertos saldrán día tras día buscando su lugar de descanso y hasta que no lo encuentren lo único que se lograra es aumentar la ira y espolear fantasmas, asistiendo a un espectáculo tan prodigioso como lamentable.

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